Una caldera, como componente de un sistema de calefacción, es un artefacto que sirve para calentar un caloportador (agua generalmente) para ser distribuida posteriormente a través de una red de tuberías.
Una caldera es un artilugio destinado a calentar el agua que contiene mediante una temperatura superior a la del ambiente y una mayor presión. Gracias a la caldera, se consigue un correcto funcionamiento del sistema de calefacción al completo que calienta la vivienda o estructura donde se encuentre.
Los diferentes tipos de calderas se diferencian, principalmente, por su funcionamiento y tipo de combustible que se utiliza para su funcionamiento. A grandes rasgos, podemos distinguir:
Ambas opciones de calderas utilizan el gas como combustible para poder funcionar, una opción altamente contaminante y poco acorde con la sostenibilidad y protección del medioambiente. Existen otro tipo de calderas cuyo funcionamiento se consigue mediante fuentes de energía renovables, como la caldera solar.
Una caldera solar consigue generar calor mediante el aprovechamiento de la radiación solar térmica con la que consigue calentar un depósito de agua. Sin duda, es una de las alternativas más ecológicas en el mundo de la energía y de la calefacción de viviendas al combinar la energía solar con el funcionamiento tradicional de una caldera.
Además, la combinación del sistema solar con una caldera convencional permite ahorrar energía y reducir considerablemente los costes mensuales. De este modo, todos nos beneficiamos de una energía de calidad, a un menor precio y protegiendo el medioambiente.