¿Has oído hablar alguna vez de las comunidades energéticas? Estos modelos de participación ciudadana cumplen un papel fundamental en el sistema energético, ya que son capaces de generar energía renovable mediante plantas colectivas.

Desde Imagina Energía te contamos todos los detalles sobre esta forma de autoconsumo compartido y cómo las comunidades energéticas pueden favorecer el proceso de producción, almacenamiento y colaboración energética. 

¿Qué son las comunidades energéticas?

Las comunidades energéticas nacen bajo la idea de energía colaborativa. Se trata de entidades jurídicas formadas por diferentes grupos de personas, administraciones o pymes que colaboran de manera unida para producir, gestionar y almacenar su propia energía renovable. 

Son, por lo tanto, grupos de personas u organizaciones que se unen para implementar medidas con las que fomentar la democracia participativa del sistema energético. Entre sus objetivos principales está la intención de conseguir beneficios sociales, ambientales y económicos en la zona donde están activas. Además, buscan la participación proactiva de la sociedad en diferentes puntos de la cadena de valor energética. 

Es una nueva forma de generar y gestionar la energía renovable a través del ámbito local, la cooperación, la colaboración y diferentes usos de energía solar  o limpia. Como consecuencia directa, las comunidades energéticas fomentan el ahorro energético y contribuyen al desarrollo de un nuevo sistema menos dependiente y con menos impacto medioambiental.

Requisitos para que exista una comunidad energética

Una comunidad energética debe cumplir con ciertas condiciones para poder ser creada: 

  • Debe ser una entidad jurídica que:
    • Cuente y se base en participación abierta. 
    • Debe ser autónoma.
    • Debe estar controlada por miembros o socios. 
    • Debe estar próxima o estrechamente relacionada con energías renovables.
    • Los proyectos deben ser desarrollados por la comunidad o ser de su propiedad. 
  • Los socios o miembros deben ser autoridades locales, personas físicas o pymes. 
  • La finalidad principal debe girar en torno a beneficios medioambientales, económicos o sociales (tanto para los socios como para la zona local donde se encuentren).

Ventajas de las comunidades energéticas de autoconsumo

Por supuesto, la creación y gestión de una comunidad energética lleva consigo una serie de ventajas como:

  • Beneficio medioambiental: suponen un gran cambio en la transición energética que países como España viven en la actualidad. Por ello, es necesario que las energías utilizadas en dichas comunidades sean completamente limpias, sin utilizar combustibles contaminantes. 
  • Beneficio socioeconómico: supone una menor dependencia energética y, por lo tanto, una considerable reducción de costes, ya que la demanda de energía contaminante disminuye. Así, al facilitar el uso de energías renovables, se origina también una menor dependencia energética, se fomenta el empleo local y se consigue un valor adicional añadido. En lo que respecta a la zona local, la comunidad energética logra una mayor cohesión social, un acceso justo a los recursos locales y una mayor responsabilidad energética. 

Ejemplos de comunidades energéticas en España

A día de hoy España no es el país líder en comunidades energéticas, ya que cuenta con algo más de 30 frente a los casi 1.800 que tiene Alemania, líder europeo en cuanto a comunidades energéticas. Sin embargo, cada vez son más las comunidades energéticas que aparecen de manera progresiva en nuestro país. Destacan:

  • Hacendera Solar: se trata de una comunidad energética que continúa en construcción para conseguir un modelo de gestión energético con el que cubrir la demanda según las necesidades de cada población.
  • Albalat del Sorells: fue impulsada por Sapiens Energía y se encuentra en un pequeño municipio valenciano de no más de 4.000 habitantes. El objetivo es llegar a suministrar energía a más de 60 familias y a unas 15 pymes.