Existen ciertas confusiones con las distribuidoras eléctricas y las comercializadoras eléctricas. Aunque trabajen de manera conjunta, sus funciones son muy diferentes.
Una comercializadora eléctrica es una empresa que provee y proporciona electricidad a los consumidores finales, sin importar el tamaño del cliente. La función principal de las empresas comercializadoras, por lo tanto, es la de adquirir energía eléctrica suficiente para el abastecimiento de sus clientes que, normalmente, suelen ser las propias distribuidoras.
A diferencia de lo que sucede con las distribuidoras de electricidad, en el mercado liberalizado los consumidores sí que cuentan con el derecho para elegir su suministrador. Desde 2003, año en el que el sector eléctrico en España quedó liberalizado, todos los consumidores (incluidos los domésticos) pueden elegir a su comercializadora eléctrica.
Actualmente, existen más de 200 comercializadoras energéticas en España. A grandes rasgos, pueden agruparse en los siguientes tipos:
Hoy en día los consumidores pueden elegir con qué comercializadora quieren contratar la luz. Por ello, en caso de problemas o mal funcionamiento, deberá ser el propio consumidor el que se ponga en contacto con la empresa comercializadora. Del mismo modo, la comercializadora puede ayudar al consumidor final con problemas de facturación, en lo que respecta a las tarifas, en ciertas irregularidades o para recibir cualquier sugerencia o mejoría.
Si necesitas cambiar el titular del contrato, cambiar de tipo de tarifa o subir la potencia contratada, también deberás ponerte en contacto con la comercializadora eléctrica. En caso de que fuera necesario y que así lo solicitara el cliente, la comercializadora también puede ponerse en contacto y solventar cualquier anomalía directamente con las distribuidoras.